XXVI Encuentro Nacional de Mujeres – Bariloche: 8, 9 y 10 de octubre de 2011

“Pero si una mujer, pero si una mujer  pelea por su dignidad”

«Que me doy mi lugar porque yo soy mujer
Y todo lo que me pasa no me lo puedo creer,
Tanto tú y la mentira y los cholos me ven,
Si lo quiero o no quiero es mi gusto querer».
(“Dignificada” Lila Downs)

¿Por qué participar de los Encuentros cada año?

Este año el Encuentro Nacional de Mujeres en su vigésimo sexta edición se realiza en la ciudad de Bariloche. De los Encuentros participan cada vez más mujeres, encontrándonos el año pasado en la Ciudad de Paraná 30.000 mujeres de diferentes provincias: mujeres trabajadoras, estudiantes, desocupadas, mujeres heterosexuales, mujeres lesbianas, bisexuales, originarias, etc. Todas nos encontramos en estos espacios porque una vez que participamos algo cambia en nosotras. Sabemos que cuando volvamos a nuestros hogares, lugares de trabajo, de estudio, a nuestro barrio, nos encontraremos con las mismas situaciones que dejamos al partir, pero ahora nosotras estamos cambiadas, ha cambiado nuestra mirada, nuestra perspectiva, nuestra forma de pensar lo dado e instituido. Entonces sabemos que contamos con más herramientas para transformar la realidad que nos rodea, y conocemos que la organización, la lucha y la solidaridad son posibles.  Y esto nos da más fuerzas para salir a conquistar los derechos de las mujeres, la igualdad de géneros en la diversidad,  la sociedad distinta en donde seamos distintxs pero iguales.

En la senda socialista, la lucha feminista…

La igualdad social de la mujer no resulta un producto
que se alcanza automáticamente con el desarrollo socio-económico,
si no se acompaña de un arduo y multifacético trabajo educativo,
político e ideológico, que contribuya a borrar barreras culturales,
ideológicas  y psicológicas, al propio tiempo que las económicas.
(Fidel Castro)

Como marxistas revolucionarixs luchamos y soñamos por construir una nueva sociedad, con hombres y mujeres nuevxs donde no exista ningún tipo de opresión. Pero también entendemos que la sociedad es compleja y que, para transformarla, debemos ser conscientes de esa complejidad.

Sostenemos que el análisis materialista demuestra que el patriarcado no es simplemente una estructura psíquica, sino social y económica. El capitalismo y el hetero-patriarcado se retroalimentan ya que las relaciones de género son parte de las relaciones sociales de producción. Para poder actuar sobre este contexto, lograr la destrucción de este sistema y la construcción de uno nuevo, entendemos que el marxismo nos aporta las herramientas para entender el sistema capitalista y las relaciones de clase, mientras que con el feminismo podemos desenmarañar las relaciones entre los sexos y el patriarcado. Para nosotrxs ambos son indispensables, el desafío es pensarlos en permanente relación e interacción.

La lucha empieza ahora

La lucha por la emancipación de las mujeres, por la igualdad entre los géneros es de largo aliento, y -como decíamos- parte de una transformación integral de la sociedad. Para ello es necesaria una profunda transformación de las subjetividades, de lo contrario, no hay verdadera alteración de las relaciones de producción.

En la lucha permanente y cotidiana, la agenda del movimiento de mujeres y la lucha por la igualdad en la diversidad está plagada de reivindicaciones democráticas que significan ir ganando esta lucha, para conquistar una mejor vida en la actualidad.

Estas luchas implican la pelea por derechos imprescindibles: la despenalización del aborto, para impedir que sigan muriendo mujeres por abortos clandestinos. Implica que el Estado brinde herramientas reales a las mujeres que sufren violencia; desmantelar las redes de trata y que aparezcan las desaparecidas; implementar otras Leyes de Salud Sexual y Reproductiva. Por sólo nombrar algunos de los ejes de lucha.

Río Negro: tierra de femicidios y violencia sexista

No son crímenes pasionales. No hay amor cuando se mata, hay violencia y poder en estado puro. Los asesinatos que se producen por violencia sexista son femicidios.

Río Negro, la provincia que nos albergará, nos duele por el triple femicidio de 1997 cuando asesinaron a las hermanas María Emilia y Paula González, junto a Verónica Villar. En 2002 se vivió otro triple femicidio. En ambos casos los asesinos siguen sueltos. En 2006 desapareció la adolescente Otoño Uriarte cuyo cuerpo fue hallado seis meses más tarde. Y los casos no terminan allí.

Los femicidios son una de las más crueles expresiones a las que nos somete el hetero-patriarcado: la violencia sexista aparece porque las mujeres somos consideradas propiedad de nuestras parejas o ex parejas; quienes creen que pueden digitarnos la vida, ordenarnos, celarnos, maltratarnos, manipularnos, denigrarnos, pegarnos, prendernos fuego, matarnos.

En Argentina más de 4.500.000 mujeres son víctimas de alguna forma de violencia sexista, en sus hogares, trabajos, fábricas y barrios.

Las mujeres también somos el 80% de las personas más pobres del mundo, nunca fue tan femenina la pobreza como en la actualidad.

Las mujeres somos consideradas objetos de consumo o de uso, razón por la cual se puede violar, golpear, asesinar, acosar, silenciar, negar sus deseos, e invisibilizar.

Qué destino, qué destino: muere una mujer por día por abortos clandestinos

En Argentina, según las cifras del Ministerio de Salud, son 500 mil las interrupciones de embarazo realizadas clandestinamente. La misma cartera, encabezada por el clerical Manzur, manifiesta que 300 mujeres mueren cada año por abortos clandestinos. Se estima que muere una mujer cada dos días. Más de 100 años de criminalización del aborto no han impedido esta práctica, es más, la cantidad de abortos ha aumentado, y la muerte de mujeres también.

Este debate esconde –además del gran negociado de las corporaciones médicas que hipócritamente practican el aborto en clandestinidad, por cifras inalcanzables para las mujeres pobres – la sumisión de nuestra sexualidad y nuestros cuerpos. Se intenta que esté vedada al deseo y al placer; que se encuentre sujeta al deber de la procreación. Si nos salimos de este mandato impuesto, debemos sufrir las consecuencias y correr el riesgo de padecer maltratos, penalizaciones, múltiples vejámenes, y hasta morir por intentar interrumpir un embarazo. Nuestro reclamo es por: no más muertes de mujeres por abortos clandestinos, que no exista el maltrato hospitalario cuando una mujer llega con un aborto en curso y que las mujeres no seamos penalizadas por interrumpir un embarazo. Ni el oscurantismo clerical de una Iglesia sostenida por el Estado, ni las corporaciones médicas, nos frenarán en nuestra lucha por Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.

Defendemos la libre elección sobre la maternidad: cada mujer tiene derecho a elegir cómo, cuándo y dónde parir, como también si desea hacerlo. El placer sexual no va de la mano de la reproducción. Exigimos el tratamiento y aprobación del Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo presentado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, Legal, Seguro y Gratuito.

Contra el Capitalismo y el hetero-patriarcado

Por todo esto sostenemos que la lucha es contra el capitalismo y hetero-patriarcado. Porque la consumición de los cuerpos, es parte del consumo sobre el cual se basa la actual economía. Por esa razón, no basta legislar, es necesario reflexionar, comprender y modificar las prácticas culturales.

Tenemos que entender que no existe “un problema de las mujeres”, éste es un síntoma del problema general de la lógica de la obtención de ganancias a través del consumo, que deja des(h)echos de naturaleza y des(h)echos de cuerpos.  Hay que situar en el marco general del movimiento de la sociedad, los problemas de las mujeres para comprender y modificar sus causas.

No queremos más desigualdad en los lugares de trabajo entre varones y mujeres. No queremos más mujeres y niñas tratadas con fines de explotación sexual para satisfacer los deseos sexuales de un varón. No queremos mujeres-objetos, mujeres cosificadas como mercancía. No queremos que repriman nuestra sexualidad. No queremos que nos digan cómo ser mujer. No queremos que nos restrinjan al ámbito del hogar. No queremos mujeres subyugadas ni vejadas.

¡Basta de Violencia hacia las mujeres!
No a la heterosexualidad obligatoria ¡Todas somos Natalia Gaitán, asesinada por lesbiana!
Sexo cuando lo deseo, embarazo cuando lo decido. Ejercicio libre y pleno de la sexualidad.
Por la Ley de Identidad de Género y la adopción para parejas del mismo sexo.
Desmantelamiento de las Redes de Trata. Abolición del sistema prostituyente.
Búsqueda inmediata de las mujeres secuestradas para la explotación en prostíbulos. Aparición de las más de 700 desaparecidas.
Reforma de  la Ley de Trata.
Igual trabajo, Igual Salario.
Separación de la Iglesia del Estado.
Educación Sexual para decidir, Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir.
Libertad a Romina Tejerina y la Galle.

Juana y Clara

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